Las garrapatas son parásitos externos de los animales domésticos, salvajes y del hombre, que se adhieren a su cuerpo y se alimentan de su sangre. Este parásito se encuentra distribuido por casi todas las regiones del mundo. Se trata de artrópodos arácnidos que se caracterizan por su resistencia a las condiciones ambientales. Tienen una gran capacidad para sobrevivir durante largos periodos de tiempo sin alimentarse, mientras esperan en el medio ambiente la aparición de un hospedador. Conocer cómo afectan las garrapatas en la ganadería, prevenir su aparición y controlarla es fundamental, dada su importancia como vectores de enfermedades infecciosas de relevancia en sanidad animal.
Tipos de garrapatas
Podemos clasificar las garrapatas en la ganadería como de dos tipos, las blandas y las duras:
- Las garrapatas blandas o argásidos: carecen de escudo dorsal rígido por lo que son más flexibles que sus parientes. Son parásitos obligados de aves y del ganado porcino. Esta variedad de garrapata tuvo especial relevancia en la transmisión de la epidemia de fiebre porcina africana que afectó a nuestro país en los años 80 y presente actualmente en centroeuropa. Los cambios introducidos en las instalaciones ganaderas y en el manejo de los animales han llevado a un descenso de sus poblaciones en España.
- Las garrapatas duras o ixódidos: cuentan con un escudo dorsal quitinoso que protege al parásito y permite por sus surcos y dibujos la identificación de las especies. Es este grupo de garrapatas el que presenta mayor importancia desde el punto de vista de la sanidad animal. Estas garrapatas, por su prevalencia de infestación en la ganandería, causan importantes daños económicos, debido a los daños directos que provocan y a las numerosas enfermedades que pueden transmitir.
Ciclo de vida de las garrapatas
El ciclo vital de las garrapatas comienza con la puesta de huevos, habitualmente envolviéndose con los mismos antes de morir. Una garrapata puede poner hasta 3000 huevos en el ambiente. De estos huevos nacen larvas, que cuentan con 6 patas, y que se alimentan de sangre para mudar a ninfas.
Las ninfas cuentan ya con 8 patas pero son aún sexualmente inmaduras y deben alimentarse de sangre para mudar a adultos. En los adultos, la hembra es más grande que el macho y su escudo dorsal no cubre completamente el cuerpo. Esta característica permite a su cuerpo distenderse con la sangre que succiona de su hospedador, a fin de almacenar reservas para desarrollar la puesta de huevos. Macho y hembra copulan a la vez que se alimentan de sangre sobre el hospedador. Posteriormente la hembra, tras haber aumentado su peso en ocasiones hasta 500 veces con respecto al inicial, se desprende para encontrar un lugar resguardado en el que poner sus huevos.
Dentro de las garrapatas duras, deben distinguirse aquellas que realizan su ciclo en uno, dos o tres hospedadores. Esto quiere decir que hay especies de garrapatas que no bajan del hospedador al ambiente para realizar sus mudas de larva a ninfa y de ésta a adulto, por lo que solo se alimentan de un solo hospedador. Las especies que requieren dos hospedadores realizan una de sus mudas en el suelo. Por último, las de 3 hospedadores deben mudar obligatoriamente en el entorno y no sobre el animal. Este es el caso de la garrapata más común en el perro, Rhipicephalus sanguineus. Por otra parte, esto no significa que deba alimentarse de tres perros diferentes. Puede completar su ciclo sobre el mismo perro, pero descendiendo de él para mudar cada vez que debe avanzar en su ciclo vital.
Cómo afectan las garrapatas en la ganadería
En España, las infestaciones de garrapatas en la ganadería son más frecuentes en las producciones extensivas o semiextensivas. La mayor parte de las especies de garrapatas precisan de extensiones de terreno para completar su ciclo vital, donde pueden parasitar a otros animales silvestres. No colonizan bien los edificios, a excepción de la mencionada R. sanguineus.
Las principales especies que afectan a los animales de producción varían según el área climática en la que nos encontremos. Así, las zonas atlánticas cuentan con abundantes poblaciones de Ixodes ricinus, Haemaphysalis punctata y Dermacentor reticulatus. Estas especies son mucho más escasas en centro y sur de la península. En áreas más secas del centro de España Hyalomma lusitanicum y Dermacentor marginatus son predominantes.
Las garrapatas pueden producir daños directos por la propia parasitación. Estos daños pueden ser:
- Reacciones inflamatorias y lesiones por rascado del animal, en las zonas donde han mordido.
- Reacciones inmunes que originan parálisis y fiebre.
- Estados anémicos y pérdida de producción cárnica y lechera ocasionadas por la pérdida de sangre, debido a parasitaciones moderadas o intensas.
Su importancia principal en sanidad animal se debe a la peligrosidad de las enfermedades infecciosas que pueden transmitir. Entre ellas podemos mencionar la babesiosis, theileriosis y anaplasmosis, pero también las rickettsiosis, enfermedad de Lyme o la fiebre Q. Algunas de estas enfermedades, además de importantes desde un punto de vista económico, son zoonosis, es decir, pueden transmitirse al ser humano.
Tratamiento para garrapatas en el ganado
La lucha contra la parasitación por garrapatas es compleja. La ubicuidad de estos parásitos y las restricciones a un tratamiento extensivo del entorno hace de la prevención la mejor medida. Los tratamientos se basan en profilaxis aplicadas a los animales a intervalos regulares, con ectoparasiticidas con acción acaricida, como Arpón para caballos y ganado vacuno o Zooveca para ovino. También debe tratarse el entorno con insecticidas acaricidas aptos para su uso en instalaciones ganaderas, como Arpón Alfasect. Para realizarlo adecuadamente, se recomienda revisar las especies de garrapatas más importantes en el área geográfica en la que nos encontremos. Esto nos ayudará a considerar la duración del ciclo (ciertas especies cuentan con un solo ciclo anual mientras que otras pueden cerrar varios ciclos al año) y calcular el número de tratamientos a realizar y las posibles rotaciones de los ingredientes activos acaricidas.